jueves, 6 de febrero de 2014

Un cuadro metálico unido a dos ruedas

Casi todas las conversaciones sobre ciclismo empiezan con un "yo opino". Si alguien se cruza con un ciclista temerario, el peatón o el conductor, furiosos, deciden que a partir de ese momento, los ciclistas (todos) son unos irresponsables. Una vez se ha llegado a ese punto, cambiar esa opinión, con argumentos, estadísticas o hechos, va a ser muy complicado. El recuerdo emocional de un "bicimaniaco" a toda velocidad por la ciudad es más potente que el centenar de veces que alguien se haya cruzado con un ciclista cívico. Los hechos negativos que nos afectan permanecen en nuestra memoria con más fuerza y durante más tiempo que los positivos. Esto provoca una sobre valoración de la cantidad y la severidad de la experiencia, palabra de mensajero en bicicleta.